Chilpancingo, Gro., (Enero 27, 2019).- Un grupo de desplazados de Tlaltempanapa, municipio de Zitlala, que están refugiados en Copalillo, rechazaron regresar a su comunidad porque consideran que no existen las condiciones de seguridad y que sería retornar para que los maten o los desaparezca el grupo armado que controla el pueblo, aseguró Víctor Ojeda Hernández, representante de los desplazados.La mayoría son indígenas nahuas, desplazados por la violencia del narcotráfico en el poblado Tlaltempanapa, municipio de Zitlala, ubicado en la Montaña Baja de Guerrero, ratificaron que no retornarán a su comunidad, de donde salieron huyendo el pasado 3 de noviembre, hasta que no aparezcan con vida tres de sus habitantes.Los “malos”, añadió el indígena, “son los mismos que mataron al comisario ejidal Ernestino Hernández Trinidad, así como a los 62 habitantes, muchos de ellos niños, mujeres y ancianos, que salimos huyendo tenemos miedo de volver a nuestra comunidad, porque ahí están los delincuentes, ellos son los que controlan al pueblo”.Sostuvo que desde hace cinco años los delincuentes los obligaban a que les pagaran la mitad de lo que producían, como frijol, maíz o calabaza. “Si no lo hacíamos nos daban de tablazos en el cuerpo, nos amenazaban de muerte, y además de quitarnos los celulares, nos arrestaban”, indicó.Por eso “decidimos salir del pueblo la tarde del 3 de noviembre rumbo al municipio de Copalillo, pero aquí no tenemos dinero, ni donde trabajar, y mucho menos donde vivir, y los niños están sin ir a la escuela”.En su intervención, Doña Joaquina “N”, otra de las indígenas desplazadas, recordó que el pasado 3 de noviembre por la mañana “le fui a pedir a los militares para que nos ayudara a salir del pueblo, pero no quisieron, me dijeron que primero me tenían una orden desde el ayuntamiento municipal”.En el cual demandó que el gobierno estatal que obligue a los delincuentes que están en el pueblo de Tlaltempanapa que liberen a Pedro, y Javier Ojeda Hernández, así como a Victoriano Hernández Tomatzin, que fueron sacados de sus domicilios por “los malos” (delincuentes) que se posesionaron de ese pueblo que antes tenía mil 800 habitantes “pero ahora solamente quedan unos quince o veinte como máximo”.Así mismo recordaron informó que el pasado 8 de enero se reunieron con el secretario de Gobierno, Florencio Salazar Adame, y con el titular de la Comisión de Derechos Humanos de Guerrero, Ramón Navarrete Magdaleno, quienes “nos dijimos no podíamos retornar a Tlaltempanapa, porque sería regresar a morir”, que sólo estaríamos vivos dos días y después nos matarían.Señalaron que se firmó una minuta firmada por diversas autoridades, en donde se les proponía que regresaran a sus casas, a levantar sus cosechas, y a ver a su ganado que está en los potreros, pero “les dijimos que no, porque en esa minuta firmaban también los delincuentes que tienen el control del pueblo, y les dejamos claro que no vamos a regresar, hasta que el gobierno no saque de nuestro pueblo a los delincuentes”.Por último, recalcaron que los delincuentes son solapados por el presidente de Zitlala, Roberto Zapoteco Castro, “la autoridad municipal siempre les da información a los delincuentes para que actúen contra nosotros, eso no puede seguir sucediendo, en las comunidades que tenemos”, concluyó.