Eduardo Morán C.
En el año y medio que lleva este gobierno federal, no he escuchado o leído que alguien manifieste añoranza por la corrupción, despilfarro, ineficacia y cinismo de los gobiernos anteriores, lo más que he llegado a oír, es que algún priista y/o panista, compare los resultados de este gobierno con los que ellos encabezaron. Lo trágico de hacerlo, es que, a pesar de los malos resultados de los gobiernos anteriores, los de éste están resultando peores. Quienes pensamos que saltamos del sartén a la lumbre, lo hacemos no por desear regresar al sartén, si no porque ahora, sobre las brasas, el presidente le atiza al fogón en lugar de intentar apagarlas.
A la fecha no he oído o leído en los medios a alguien que esté en desacuerdo con los postulados de la 4T. ¿Quién ha criticado que en México se pretenda beneficiar primero a los pobres? ¿Quién se ha opuesto a que se acabe la corrupción e inseguridad? Nadie con un poco de progenitora, se puede oponer a que se acabe la serie de privilegios y canonjías que tenía y tiene la clase gobernante, a la concentración de la riqueza y a cientos de buenos deseos más que pregona mañana, tarde y noche el presidente. Lo que se critica no es lo que propone el presidente, si no las medidas y sus resultados, pues nada indica que la desigualdad, corrupción e impunidad disminuyan o vayan en camino de hacerlo, por el contrario, las cosas siguen igual o peor. Las críticas no son a lo que el presidente dice que intenta hacer, sí no a las medidas tomadas, y sobre todo, a los pésimos resultados que han dado.
¿Por qué somos enemigos del presidente, quienes no estamos de acuerdo en sufrir en carne propia el resultado de tanta estupidez, soberbia y ceguera? ¿Tenemos que celebrar haber tirado al caño miles de millones de pesos al cancelar el aeropuerto de Texcoco? Sobre todo porque la razón de hacerlo fue la corrupción imperante ¿Dónde están los corruptos que ocasionaron la monumental pérdida? ¿Dónde los que provocaron el cierre de las estancias infantiles, refugios para mujeres, seguro popular, cervecera, energías limpias, más la que se acumulen la próxima semana? ¿Tenemos que aplaudir a un presidente que no recibe a las víctimas de la galopante violencia y sí se traslada miles de kilómetros sólo para estrechar la mano a la mamá del Chapo? ¿Debemos apoyar a un presidente que permite y fomenta que Pemex pierda miles de millones de pesos, mientras millones de mexicanos no reciben un peso de apoyo en esta crisis?
Muchos descalifican a quienes critican al actual gobierno federal, argumentando que con la llegada de la mal llamada 4T, perdieron los jugosos ingresos que recibían por callar las tranzas y errores de los gobiernos anteriores. No puedo negar que existan ese tipo de críticos, pero catalogar así a todos es falso y soberbio. Vaya transformación, quienes ayer criticaban al gobierno eran valientes y honestos periodistas y hoy son sólo una bola de corruptos malnacidos. Increíble, hoy se exige y pretende que hagamos lo que ayer se condenaba: callar como momias.
Al presidente le gusta comparar la transformación que dice estar realizando, con la independencia, la reforma y la revolución, pero después de año y medio de transformación (?), no veo indicios de que se haya iniciado alguna y menos de la magnitud de las que menciona el presidente. Acabar o al menos disminuir la corrupción y la impunidad sería algo que verdaderamente transformaría al país, pero lo único que se ha hecho, al igual que en el pasado, es detener y juzgar a unos cuantos tranzas. El caso Sandoval-Ackerman, pone de manifiesto la necesidad de contar con un organismo independiente del gobierno, que supervise las acciones de nuestros funcionarios, de lo contrario seguiremos teniendo casas blancas, inmobiliarias y empresas Bartlett, superdelegados Lomelís al por mayor. No basta que el presidente diga que está barriendo las escaleras de arriba a abajo, la suciedad que junta tiene que meterla al bote. Los mexicanos necesitamos ver que el que tranza no avanza, que las ratas no son vivillos o audaces, si no tipos despreciables, que los narcos no son galanes de televisión, y eso se logrará sólo castigando a quien delinque, no con abrazos o sermones de sus mamacitas.
Conociendo como dice conocer el presidente a los mexicanos, debería saber que la suciedad en los escalones de arriba, es llevada ahí por los que vienen de abajo, nadie más la sube. Es como el coronavirus, no flota. Pero como las cuestiones de salud tampoco se le dan al presidente, me parece que con las medidas de la mal llamada 4T, jamás domaremos la corrupción, impunidad, desigualdad y violencia. Que quede claro, es eso lo que muchos criticamos.
Es todo.