La voz de Zihuatanejo

Opinion

CAFÉ POLÍTICO

Rafael Lobato CastroUnas curiosas, extrañas lloviznas madrugadoras en el caluroso mes de mayo sorprendían a la población sanca. La tarde nublada recibió a Don Sebas saliendo de su casa y encaminándose a la mesa reservada del céntrico café para su reunión con su viejo amigo Don Casi. En el aparato de sonido del café se escuchaba a Luis Arcaraz y su orquesta con una de sus famosas melodías, ‘Viajera’: “Viajera que vas por cielo y por mar/ dejando en los corazones/ latir de pasión, vibrar de canción/ y luego mil decepciones./ A mí me tocó quererte también/ besarte y después perderte/ Dios quiera que al fin te canses de andar/ y entonces quieras quedarte./ No sé qué será sin verte/ no sé qué vendrá después/ no sé si podré olvidarte/ no sé si me moriré./ Mi luna y mi sol irán tras de ti/ unidos con mis canciones/ diciéndote ven regresa otra vez/ no rompas más corazones.” La canción hizo que a Don Sebas le brotara una pequeña lágrima porque la melodía lo trasladó al Zihuatanejo de los años cincuenta del pasado siglo y la tranquilidad que se vivía en el puerto, interrumpida apenas por las olas escarbando la orilla de la playa Principal o por la ‘sopa’ del dominó que se hacía en las mesas de las marisquerías. Sí, para Don Sebas la orquesta de Luis Arcaraz -con influencia de las orquestas de jazz de Glenn Miller, Tommy Dorsey y Benny Goodman-, era considerada una de las mejores del mundo y en ese momento representó una máquina del tiempo. Ahora en pleno 2019, Don Sebas se preguntaba la razón para seguir viviendo pues ya muchos de sus amigos de la vieja camada habían hecho el viaje final: Don Amadito Fernández, Don Darío Galeana, Don Amador Campos padre, Don Salvador G. Espino, Don Eladio Palacios padre, Don Gregorio Lara padre, Don Juan Ayvar y tantos otros. ¿El motivo para seguir con vida era conocer la evolución del puerto que siempre ha amado? Terrible decepción. Más basura y mierda en la bahía; crecimiento urbano no planificado; más tala de mangles y árboles acabando zonas verdes que sobrevivieron por muchos años; más violencia. El progreso, el futuro prometido por los políticos. Tres veces hurra. ¿O simplemente seguía con vida para conocer a sus descendientes, a otra generación de su sangre y sus logros personales en lo profesional y en una conducta ética? Por lo menos, disfrutaba mucho esas reuniones con Don Casi echando relajo e intercambiando conocimientos nuevos, así como ‘botaneando’ a los políticos, que por el simple hecho de aspirar a un cargo público ya con eso mostraban señales de sospecha, de recelo colectivo. En ese momento llegó Don Casi y ya instalados el par de viejitos se apareció la mesera con las dos grandes tazas del delicioso, aromático, humeante café guerrerense con un plato de galletas de plátano.-Don Sebas, por el camino me encontré a Don Ernesto Pineda -inició la tertulia Don Casi después de beber un sorbo del brebaje negro-, pionero en el trabajo de electricista en nuestro querido puerto de Zihuatanejo y me hizo recordar un dato que se nos pasó por alto sobre el tema de la Semana Santa. La historia de Don Agustín ‘El Paracho’, que realizaba un periplo de 4 a 5 meses desde Michoacán para instalarse en Petatlán durante la Semana Grande y retornar a su tierra. Al parecer la nativa de Paracho, el pueblo de las guitarras, era su esposa. Viajaba con unas 20 a 30 mulas cargadas de mercancía, él y su esposa a caballo, y unos 4 arrieros a pie. Seguramente pasaban por Arteaga, La Unión, y llegaban a Zihuatanejo para poner su changarro frente a las hermanas Romero, en la esquina de las calles Cuauhtémoc y Juan Álvarez por los años 50’s. En su mercancía había tlapalería, ropa, dulces de colación, calzado, sartenes, machetes, tarecuas, etc. La gran ventaja para los sancas de ese tiempo era que Agustín ‘El Paracho’ vendía a crédito. Rentaba algún potrero para guardar sus mulas. También estaba un tiempo en La Correa. Pero Agustín ‘El Paracho’ tenía como objetivo Petatlán en los días santos. Eran los días de mayor venta. Después, su regreso a tierras michoacanas.-En efecto Don Casi, lo pasamos por alto en la reunión pasada. Y ya que habla de asuntos de antaño, de nostalgia, con tristeza le comento que se cerró el viejo cine que todos conocimos como Janeiro y que en los últimos años se llamó Cine Paraíso. La buena amiga Alma Tena Serna me platicó meses antes que no podría competir con la cadena de cines que recién se instaló por los rumbos del Hospital General. Los recibos de luz se cubrían a duras penas y las distribuidoras de películas imponían la cartelera. Ella no podía escoger las películas para exhibir. Y me hizo recordar cómo salían corriendo con los carretes de celuloide desde el cine ‘Atenas’ en la hermana ciudad de Petatlán para llegar a tiempo para ponerlos aquí en el cine. Y no se puede hablar de la historia del cine Janeiro sin mencionar a Don Jesús Amaro Galeana, el querido ‘Guajiro’, representante local de los cácaros, esos exhibidores de películas que sufrían cuando la película se quemaba. Entre muchos de sus ayudantes estuvo Don Sigifredo Amaro. Ahora, al parecer, se puede mandar la señal de la película desde una central en la CDMX a través de internet o bien, en un disco duro programado para cierto número de exhibiciones. También en la historia del cine no se puede olvidar a Miguel, encargado de recoger los boletos. Toda una vida entre recibir el boleto y echar una ojeada a la pantalla moviendo la gruesa cortina. Los letreros para anunciar las películas se ponían en la tienda de Don Juan Ayvar, o en la esquina de Élfega Olvera. Después también se pusieron en la esquina de las hermanas Romero. Miguel Mora Luviano se apuraba a recogerlos para poder entrar gratis a la función. Tantas historias de personajes que todos los días acudían a ver las películas de la Época de Oro del cine mexicano, casi todos los colonos de La Noria eran cineros, como Mingo Martínez y Doña Esperanza Velarde que poco faltaba para tener su nombre grabado en la banca. Hubo otros cines que ‘vivieron’ poco tiempo como el de Don Máximo Merel con cintas de 16 mm; o el cine Reforma de Don Mario Morales en la esquina de las calles Vicente Guerrero y Ejido. Y el cine temporal de los ‘húngaros’ que solía instalarse en la playa Principal o en los terrenos de Las Salinas.-Todo eso terminó Don Sebas. Pero nos quedan como recuerdos. ¿Y en los asuntos de la política, algún tema viejo cara de ciruela pasa?-Permita antes leerle un fragmento del libro ‘Cómo acercarse a la violencia’ del psiquiatra Giuseppe Amara donde él intenta enlistar los principales factores propiciatorios de violencia y que algunos son tolerados por la sociedad a través de los medios de comunicación. Y los señala así –Don Sebas se ajustó los lentes de Jaimito el cartero y leyó-: “Son Siete los factores causantes de violencia, algunos con sus variantes: 1) Factores de tipo catalizador, disparadores y facilitadores. Se subdividen en: abuso de alcohol o drogas; contemplación de actos violentos reales o televisados; posesión de armas; 2) Factores de la estructura y funcionamiento mental. Se subdividen en: insuficiente desempeño escolar; bajo coeficiente intelectual en el área verbal; déficit de atención y concentración con o sin hiperquinesia; conducta infantil alterada; 3) Factores del origen y la evolución familiar. Se subdividen en: familia disfuncional; abuso infantil; convivencia con niños transgresores; inconsistente o parcializante educación familiar: demasiado sobreprotectora y rígida, o muy laxa y sin límites; divorcio, ausencia del padre, de la madre, o de ambos; entorno familiar generador de machismo; 4) Factores económico-sociales. Se subdividen en: pobreza, privaciones, urgencia de dinero; publicidad y promoción de modelos existenciales ostentosos y dispendiosos que confieren al dinero el poder máximo. El mito de que el dinero es causa y solución de todos los problemas vitales; exaltación de la conducta violenta en la vida diaria y en los medios de comunicación; 5) Factores biológicos; 6) Antecedentes hereditarios; y 7) Factores judiciales. Se subdividen en: Impunidad; pérdida de la identidad del policía”. Giuseppe Amara agrega: “Salta a la vista que estos factores son inespecíficos, pueden influir en todo tipo de delitos y no sólo en la violencia destructiva. No inciden en forma única, directa o siquiera prevalente, porque interactúan, como decía Fredric Wertham, dentro de un ‘conjunto multidimensional’”. -Interesantes datos. Aunque no agrega la violencia por causales de hambre de poder político. ¿Alguna otra cosa Don Sebas?-Sí Don Casi. Hace poco estuvo en nuestro querido Zihuatanejo la directora general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) acompañada por el gobernador. Vino a entregar la línea de conducción de agua potable de playa Linda, que consistió en la interconexión de 4 pozos profundos para llevar agua a la zona turística de playa Linda Ixtapa y a la localidad de San José Ixtapa (Barrio Viejo). La directora de Conagua dijo la siguiente perla: “El día de hoy estamos celebrando que ustedes tengan agua (109 años después de la Revolución Mexicana), pero yo creo que estamos celebrando en particular que tienen a políticos que tienen la decisión de hacer las cosas, de hacer eso para lo que estamos los servidores públicos que es darle servicios a ustedes”. Un solo de maracas y güiro a cargo de la Bruja Ladota como decía Nikito Nipongo. Parece que la Directora de Conagua quiso decir: “Chingaos, si no nos echan porras los ciudadanos po´s nos las echamos nosotros mismos. Puros criticólogos, puros comentócratas, puros chingadazos a la autoridad. Si no nos aplaude la vox populi, po´s nos aplaudimos nosotros mismos”.-Juar, juar, juar. Usted y sus ocurrencias. Y antes que se me olvide, una felicitación para Ranferi Rosas López. Cincuenta años de ejercer el periodismo es toda una vida.El par de ancianos recibieron la segunda ronda del sabroso café.

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