Zihuatanejo, Gro., (Noviembre 1, 2017).- Cortés y La Malinche aparecen en Día de Muertos para rememorar la conquista de los pueblos originarios, la Danza del Cortés con más de un siglo de tradición, apunta Ángel Solís Villagómez, “es cautivante porque nos remueve en lo más recóndito de nuestra mente, vivencias de la cruel y sanguinolenta forma de como fuimos conquistados por españoles”.Como parte de los festejos de Día de Muertos el ritual pagano es realizado por adolescentes y jóvenes que recorren calles de las comunidades de Agua de Correa, El Coacoyul y el puerto de Zihuatanejo.Solís Villagómez, encargado de documentar esta danza, sostiene que la tradición se representa desde las comunidades de Tecpan de Galeana a Zihuatanejo, y es originaria de la Costa Grande, aunque no se sabe dónde nace exactamente, pero se ha transmitido por generaciones.En el municipio es en las comunidades de El Coacoyul y Agua de Correa donde se tiene más arraigo en esta representación, que consta de cuatro elementos principales; la yegua del Cortés, los toreadores, la malinche y los boteros.La yegua de Cortés: Es una especie de caparazón forrada con tela de color rojo, con una cabeza de caballo tallada en madera y una cola de vaca. La máscara del español se confecciona con la corteza de un fruto conocido como bule, se le hacen los agujeros de los ojos, nariz y boca, se le pegan cejas y a la boca se le pone bigote y una gran barba todos hechos con crín de caballo, los dientes se hacen con grano de maíz; de tal manera que la máscara queda como una calavera, con barba y bigote.Los jóvenes que aprenden de sus mayores completan el rito con 50 varas de cuatecomcatl -cirian- utilizadas como espadas por el portador de la yegua de Cortés. Los demás participantes tallan en madera maciza una espada a la que dan el nombre de cuchilla, con la que se defenderán en el combate, el resto de su indumentaria es un zarape al hombro a manera de escudo.La lucha se ambienta con grupos de jóvenes que usan como tambores botes de hojalata, mientras la Malinche -interpretada por un hombre disfrazado de mujer- embauca con mimos y caricias a los toreadores y a los espectadores para que El Cortés los someta a golpes.“La danza El Cortés comienza al son hipnotizarte del redoble de los boteros, la representación de esta danza pretende ser la escenificación de la conquista de los españoles sobre los indígenas” precisa Villagómez.Esta danza ancestral es la representación de la batalla que se libra contra la muerte; “cuando tú enfrentas a la yegua del Cortés confrontas simbólicamente a la muerte, inclusive la máscara de la yegua del Cortés es una calavera con barba y bigote. Es a la vez una parodia de como nuestro pueblo enfrenta a la muerte, con arrojo, valentía, pero también con un gran sentido del humor”.
