Eduardo Morán C.Teniendo México entre muchos otros niveles de marginación, pobreza y atraso educativo inadmisibles, es difícil encontrar un calificativo adecuado al hecho que “nuestros” representantes, hayan sido capaces de autorizar solo en este siglo, 200 mil millones de pesos para actividades electorales (http://www.diputados.gob.mx/sedia/sia/se/SAE-ISS-11-15.pdf). Para entender la magnitud de esta cantidad, baste decir que alcanza para cubrir el presupuesto municipal 2017 hasta mediados del año 2464 (200,000/446.7=447.7 años).Pero no conformes con realizar este demencial gasto, tenemos que hoy las acciones y resultados de nuestros actuales gobernantes y representantes, en nada difieren de los que nos presentaban antes de que existiera el INE, FEPADE y TRIFE, pues vemos que nuestros gobernantes y representantes federales, estatales y municipales son iguales o más corruptos e ineficientes que cuando los malandrines del PRI ganaban de todas todas. Si el objetivo de mejorar nuestros procesos electorales era tener mejores gobernantes y representantes, entonces podemos decir que los mexicanos hemos tirado al caño en lo que va del siglo, 32 mdp todos los días incluyendo sábados, domingos y días festivos.La razón de que semejante gasto no haya tenido alguna consecuencia positiva para los ciudadanos, es que la corrupción e ineficiencia de nuestros pasados y actuales gobernantes y representantes, nunca ha estado relacionada con la forma en que los elegimos, si no con la opacidad e impunidad con la que se les ha permitido y permite gobernar. Si el monumental gasto que se ha realizado en elegir lo hubiéramos empleado en vigilar y sancionar a nuestros electos, dudo que hoy la corrupción e impunidad tuviera los fantásticos niveles que hoy tenemos.Si usted pensaba que ya era suficientemente absurdo este asunto siento desilusionarlo, porque hoy muchos intelectuales y analistas políticos están proponiendo una segunda vuelta electoral, cuya finalidad sería la de dar mayor representatividad a nuestros elegidos, como si la corrupción e impunidad con que pueden saquear los recursos públicos nuestros electos, fuera determinada por el porcentaje de votos con que son electos y no por permitirles manejar los recursos públicos en total secrecía. Ante el sinnúmero de casos de corrupción que hemos tenido durante la alternancia (Oceanografía, Pemexgate, La Estela de Luz, Bejarano, Duartes, Borge, Padrés, Yarrinton, Montiel, Moreira, Casa Blanca, OHL, etc.) no entiendo para qué aumentar el estratosférico gasto electoral que ya tenemos, si está más que comprobado que los principales problemas del país (corrupción e impunidad) nada tienen que ver con nuestros procesos electorales.Un hecho revelador del concepto que los ciudadanos tienen de la función de gobernar, es el gran interés y participación de éstos en los procesos electorales, no hay, cuando menos en este municipio, otro evento en que tantos ciudadanos se organicen y participen activamente en conseguir su meta, no es raro que lleguen a los golpes por defender a “su candidato” o “su partido”, solo una derrota electoral los saca a la calle a protestar por un fraude, o los lleva a llamar a la radio para exigir total claridad en los comicios, para tiempo después, dejar que sus elegidos comentan todo tipo de tranzas en sus narices.Curioso que los mexicanos salgamos a las calles a exigir “voto por voto casilla por casilla” y nunca “cheque por cheque factura por factura”.Es todo