Carlos NavarreteChilpancingo, Gro., (Febrero 28, 2017).- En Guerrero prevalece un clima de impunidad que genera condiciones para que integrantes de la delincuencia organizada desaparezcan a personas, haciendo que los ciudadanos pierdan confianza en las instituciones, reconoció el vocero en materia de seguridad, Roberto Álvarez Heredia. Entrevistado en el Congreso local, donde asistió a la sesión solemne conmemorativa al Centenario de la Constitución, Álvarez Heredia habló, sin pregunta de por medio, del problema de desapariciones que existe en la entidad, en una evidente respuesta a los colectivos que protestaron en Casa Guerrero exigiendo un alto “a las masacres” que desde 2007 han provocado la desaparición de al menos mil 500 personas en el estado.“Guerrero vive un clima de impunidad que genera las condiciones para que los delincuentes desaparezcan a personas. Para el gobierno de Astudillo está claro que esta impunidad debe terminar ¿Cuál es el camino? Terminar con la desconfianza que existe entre los familiares de los desaparecidos y continuar los diálogos y el trabajo conjunto entre las autoridades tanto federales, estatales y con los colectivos”.Álvarez Heredia aceptó que esa impunidad motiva la desconfianza de la población en las instituciones públicas y por ello consideró necesario acabar con “ese círculo vicioso”, a fin de impulsar y fortalecer todas las investigaciones existentes en la materia.De los ocho desaparecidos originarios de Morelos (seis jinetes, un chofer y su esposa), reiteró que ya hubo una petición de dinero a los familiares, por lo que podría tratarse de un secuestro, sin embargo dijo que por secrecía no podía informar más al respecto.Aseguró que la Fiscalía General de Guerrero y la de Morelos trabajan de manera coordinada para dar con el paradero de los jinetes desaparecidos, que se dirigían a un jaripeo en San Miguel Totolapan, en la Tierra Caliente del estado.De la ola de violencia que se ha recrudecido en toda la entidad, el funcionario estatal insistió en que en el caso de la región Centro, principalmente Chilpancingo, Zitlala, Chilapa y Tixtla es consecuencia de la disputa de los grupos del narco que buscan controlar las rutas de trasiego de droga.“En esta zona existe una feroz batalla entre las bandas del crimen que están disputándose el territorio para tener el control de venta y trasiego especialmente de la amapola”, expresó. En cuanto a Acapulco explicó que ahí el conflicto entre los grupos delictivos es por el control del mercado, específicamente el narcomenudeo, y calificó la disputa como “férrea, atroz y cruel”.