Opinion
MÉDULA
Jesús Lépez OchoaCada que se dan a conocer estadísticas sobre delitos y detenciones nos sigue sorprendiendo el tamaño del monstruo.En el caso de Guerrero, la Fiscalía a cargo de Jorge Zuriel De Los Santos Barrila informó recientemente un incremento de 37 por ciento en las detenciones realizadas por policías ministeriales en comparación con el año 2018 por diversos delitos.En lo que va del año se han realizado 458 detenciones en comparación con 335 del año pasado, en delitos como homicidio, secuestro, violación, extorsión, robo de vehículo, robo (diversas modalidades), posesión de enervantes, portación de armas, entre otros.Pese al aumento en la productividad de las Policía Ministerial, la delincuencia parece un cuento de nunca acabar, y jamás acabará si las policías municipales no cumplen con su labor de prevenir el delito y si el gobierno federal no apoya decididamente la depuración y la certificación policial recientemente aplazada a nivel nacional.Tampoco si no se avanza en temas como la legalización de las drogas, el cambio de estrategia en el combate a la delincuencia y fortalecer la denuncia ciudadana, aunque esto último, depende de que se garantice al ciudadano que no será víctima de represalias.También se debe avanzar en materia de desarrollo económico en los estados con problemas de inseguridad como Guerrero, donde la esperanza de la Zona Económica Especial Lázaro Cárdenas-La Unión fue lamentablemente apagada, y donde el gobernador Héctor Astudillo Flores ha puesto empeño en desarrollar la minería a la par del turismo para generar empleo.Si no existe un gran acuerdo nacional, pero sobre todo con los estados afectados por el fenómeno de la violencia y la inseguridad, el monstruo seguirá creciendo en vez de hacerse más pequeño con cada detención efectuada. Lo que no lo mata, lo hace más fuerte.jalepezochoa@gmail.com