Opinion
MÉDULA
LOS INMORALES “CANDIPUTADOS”
Jesús Lépez Ochoa
En el tema de reelección en Guerrero no hubo reforma, sólo una simple validación propia de “levantadedos” conservadores, porque faltaron a MORENA diputados progresistas que antepusieran la justicia a sus fines electoreros y cambiaran el estado de las cosas. No fueron capaces de renunciar a la tentación de poder ser en unos meses “candidatos-diputados” a seguir cobrando… ¡como diputados!
Es más, hasta la panista Guadalupe González Suástegui y el de Movimiento Ciudadano, Arturo López Sugía, se vieron más progresistas al intentar sin éxito presentar reservas para evitar el agandalle desde el Poder Legislativo, contra aquellos ciudadanos que aspiran a relevar a los diputados a los que ya no se puede llamar legisladores sino simplemente “validadores” de lo que les mandan del centro, siempre y cuando convenga a sus muy particulares intereses.
Gracias a estos “levantadedos”, en los que se incluye a todos los que votaron a favor sin el menor debate, pero principalmente a los de MORENA, que se han jactado de representar a la verdadera izquierda, pero con votaciones como ésta demuestran lo contrario, se conserva intacto su derecho a usar su libre albedrío -léase su regalada gana- para solicitar o no licencia si quieren reelegirse.
El Congreso de Guerrero es la tercera institución en la que los guerrerenses menos confían, luego de los partidos políticos y las policías. Si lo duda échele un vistazo a la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del INEGI, y verá que hasta los Ministerios Públicos son más confiables que los diputados, a cuya “moralidad” y “ética” se sigue dejando la decisión de pedir licencia o no.
Lo legal no siempre es moral, de la misma forma que el “deber ser” no siempre sirve para regular “lo que es”, de tal forma que aprobar una reforma político-electoral con el imperio de una visión exclusivamente legalista equivale a estar tuerto, o incluso ciego, para no ver que no es lo mismo competir con investidura, que sin ésta.
La reelección sin separación del cargo, equivale a un duelo en el que sólo un combatiente cuenta con armadura. No siempre lo legal es lo justo. Deben entenderlo quienes desean salir a la arena electoral pertrechados porque no se legisló con justicia para el pueblo, sino por la ventaja para la clase política, la “nueva” y la de “los partidos de antes” que votaron muy juntitos en este conveniente tema.
Da verdadera pena que algunos diputados que se dicen de izquierda pretendan lavarse las manos diciendo que sólo validaron lo existente, amparándose en jurisprudencias de la Corte, basadas en que como algo no está prohibido está permitido. Criterio jurídico, pero no moral.
El progresismo no valida lo existente, lo transforma cuando hay desigualdades e injusticias, como las que existen en contra de aquellos ciudadanos sin cargo, que tienen la legítima intención de participar en una elección para ocupar una curul en el Congreso y que para lograrlo deben contender en desigualdad, contra uno de quienes supuestamente son sus representantes.
El pueblo de Guerrero les paga justamente para legislar, analizar, proponer, modificar, y no sólo para acusar recibo y validar.
Sí, no hay impedimento constitucional, pero saben que es inmoral, cobarde y ventajoso pelear armados contra una persona desarmada. Su deber era oponerse a validar esa antidemocrática situación y en cambio exhortar al Legislativo federal a que se impida reelegirse ostentando su investidura. Aunque argumenten haberse puesto límites sabemos que muy difícilmente los respetarán.
Los “candiputados” deben tener vergüenza y no atreverse a usar el traje que se confeccionaron, ni tampoco los de la próxima legislatura deben hacerlo. Aclaración: “can” viene de “candidatos” ¡No se confundan!