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MÉDULA

Jesús Lépez OchoaLa confrontación del alcalde de Acapulco Evodio Velázquez Aguirre con todo lo que se mueva, respire y haya posibilidad de echarle la culpa de sus omisiones e irresponsabilidades, levanta sospechas.En menos de un año de ocupar la alcaldía -decir de gobierno sería demasiado- el tiempo se le ha ido en buscar camorra lo mismo con su antecesor Luis Walton Aburto, que con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con el gobernador Héctor Astudillo, diputados, regidores, y lo que se acumule.Ha visto en los estrepitosos pleitos mediáticos el distractor idóneo para ocultar su inactividad de gobierno y su intensa agenda partidista que a menudo lo tiene en la ciudad de México, Michoacán y Morelos mientras Acapulco se baña de sangre y se cae a pedazos.Es falso eso de que está abierto al diálogo y que es atacado. Si revisamos sus constantes escaramuzas mediáticas desde que tomó posesión a la fecha, veremos como una constante que Evodio abre fuego, le responden y se victimiza. El modus operandi está claro. Tira la piedra y esconde la mano.No tiene empacho en usar el asesinato de su propio compadre, el alcalde de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte y distraer la atención de su investigación al iniciar una lucha de dimes y diretes que tienen a la opinión pública más interesada en qué dijo y qué le contestaron, que en la exigencia de justicia. ¿Por qué razón? Sólo Evodio lo sabe.El PRD lo arropa desesperado por su debacle acentuada por una división interna que el cardenismo y el obradorismo  le provocan, particularmente en Guerrero. Trata de hacer de su “defensa” un factor de cohesión, y con ello deslindarse de su imborrable imagen de cómplice del PRI y el PAN.Sin embargo es complicado. En un evento el miércoles en Acapulco, perredistas afines a Obrador protestaron en un evento porque el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Abreu, a quien Evodio le anda haciendo campaña política mientras la violencia afecta a los acapulqueños, alababa las reformas y despotricaba contra el tabasqueño. El doble discurso imperante en ese partido.Y es que Evodio no puede ser factor de unidad. Su tendencia es al pleito y a la división con fines personales. Ni siquiera le interesó asumir la defensa de Acapulco contra el recorte federal a los recursos de la zona Tradicional, en la cual, pudo haber tenido un amplio apoyo de la iniciativa privada y de los propios acapulqueños.Sumar y encabezar luchas auténticas por el bien de Acapulco no le interesa. Para él las que cuentan son aquellas que generan un show mediático y le ayudan a victimizarse para justificar sus irresponsabilidades, como es la falta de agua, que ahora atribuye a que le cortaron la luz a la CAPAMA en venganza -ríase a gusto- por sus declaraciones. ¡Como si no hubiera dejado de pagar a la CFE!Los pleitos de Evodio le reditúan a él pero no a los ciudadanos que lo favorecieron con su voto.Valdría la pena preguntarnos: ¿Qué sería de Acapulco si no tuviera el apoyo de los gobiernos federal y estatal? ¿Acaso este buscapleitos podría solo? ¿Ha resuelto alguno de los problemas del municipio? Dese una vuelta por cualquier colonia. Ahí están las respuestas.jalepezochoa@gmail.com

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