La voz de Zihuatanejo

Opinion

SIN FIN DE HISTORIAS

Ramiro Arturo Barrera MorenoEl “estilo personal de gobernar”, es un sello de toda la administración pública de los 3 niveles de gobierno. Existen 2 frases de la época de Porfirio Díaz, que aunque no las reconozcan los gobiernos los ubican en alguna de ellas: “Mucha administración y poca política” o “Mucha política y poca administración”. En el caso de nuestro municipio de Zihuatanejo, tal parece que se optará por la primera con una visión empresarial que siempre tomará en cuenta el “costo beneficio” de sus acciones.Solo mencionaré 2 ejemplos del fracaso de una política que optaron por actuar con “Mucha administración y poca política”: el primer caso es el gobierno de Miguel Mancera como jefe de gobierno de la Ciudad de México, quien en su 5º. Informe de gobierno adoptó como lema: “Cinco años de resultados, no de política”, el político y periodista Marco Rascón con brillantez nos define:   “La idea de la no política es concepto del conservadurismo y las visiones autoritarias. La política no sólo sirve para mentir, sino para construir idearios, programas y políticas públicas basados en el diálogo, el debate y la toma de decisiones en contextos complejos, haciendo de la suma cuantitativa de acciones una idea cualitativa al servicio de la sociedad y la gobernanza”. (Diario Milenio).El segundo ejemplo de “Mucha administración y poca política”, no los dio nuestro ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, quien adoptó controles para todos los gastos de la administración y no se movía la hoja del árbol financiero en el palacio de gobierno sin su voluntad. Ya como ex gobernador a fines de noviembre del 2011 y rompiendo la regla no escrita de que un ex gobernador debe cerrar la boca se lanzó contra el gobierno de su compañero perredista Ángel Aguirre Rivero argumentando: “que el déficit financiero de 4 mil 60 millones que dejó al término de su administración en la Secretaría de Seguridad en Guerrero (SEG), se generó durante el periodo de interinato que cubrió Aguirre, de 1996 a 1999; y se agudizó en la administración del exgobernador René Juárez, de 1999 a 2005, debido a que en ese periodo -agregó- se incrementó de 45 a 90 días el aguinaldo que reciben los trabajadores de la educación en la entidad, y que se otorgaron 8 mil plazas de docente sin techo presupuestal. Sin embargo, Torreblanca se negó a explicar por qué no procedió jurídicamente contra los exfuncionarios que avalaron estos beneficios económicos de forma irregular y que anualmente generan un déficit presupuestal de mil 500 millones de pesos. Dijo que, a diferencia de Aguirre, quien “dejó las arcas del estado vacías” cuando entregó la administración a Juárez Cisneros en 1999, él entregó 85 cuentas del gobierno con un monto de mil 411 millones de pesos; y refirió que durante la actual administración se “infló” la nómina del sector central del gobierno estatal” (Proceso: Ezequiel Flores Cisneros).Hoy en día Miguel Ángel Mancera es senador de la república llegando de manera lastimosa gracias a la “generosidad” del PAN, totalmente alineado a la derecha después de que fue jefe de gobierno de una de las ciudades más grandes del mundo. Zeferino Torreblanca quiso ser nuevamente presidente municipal de Acapulco y su fracaso fue rotundo en las pasadas elecciones de julio de este año.Jorge Sánchez Allec deberá meditar muy bien si sus acciones de gobierno las guía por la “Mucha administración y la poca política”. Entendida la política como la definió magistralmente el Papa Francisco en Cesena y Bolonia, ciudades italianas el 6 de octubre del 2017: “El rostro auténtico de la política y su razón de ser es un servicio inestimable al bien de toda la colectividad y que, por lo tanto, es necesario relanzar los derechos de la buena política, su idoneidad específica para servir al bien público, para actuar de tal modo de disminuir las desigualdades, para promover con medidas concretas el bien de las familias, para dar un sólido marco de derechos y deberes y para hacerlos efectivos para todos”. (Periódico “La Nación de Costa Rica”). Y no entendida la política como un fin para acrecentar fortunas personales ni proteger a los incondicionales para que se conviertan en los nuevos ricos del pueblo.

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