Opinion
Trazos…Time
*El asalariado del INE que no quiere irse.
Federico Nogueda Berdeja
No es nada nuevo para la administración federal que encabeza el presidente AMLO, que todos los proyectos de reforma del país de la 4 Transformación terminen con amparos en los tribunales.
Tampoco es nuevo abordar este tema, lo que sí es nuevo es no precisar su dimensión, ya que la mayoría de sus adversarios de AMLO y la 4T lo observan en los medios como un fracaso, que no son aceptadas por algunos segmentos de la sociedad.
Como son la Reforma Eléctrica, el ahora Plan B de la Reforma Electoral, la Reforma a la Guardia Nacional, el proyecto del Tren Maya, entre los más conocidos.
No obstante, el significado real de que las reformas de la 4T acaben en los tribunales no es por un rechazo en sí, aunque lo hay, sino porque cada reforma y proyectos significan cada vez más la pérdida de privilegios en todos los ámbitos del poder público para los globalistas o conservadores.
El caso del INE con su reforma electoral, ahora Plan B, es la lucha en el fondo del control político electoral, el control de los congresos locales, el control de las alcaldías, y así hasta llegar al control del Congreso de la Unión.
Y el principal operador es el asalariado del INE que no quiere irse, aunque ya se va Lorenzo (lencho), Córdova Vianello, un personaje que a pesar de ser clasista y sus orígenes han sido siempre de burócrata, de chambitas y asalariado como cualquier otra persona, se da el lujo de ser clasista, aunque viva de los que hace menos que pagan sus impuestos y le dan para su salario.
Córdova y su grupo, por ejemplo, cuando la reforma para la reducción del salario, rápidamente interpusieron un amparo para que no proceda, y lo ganaron, para los siguientes años igual interpusieron amparos, y así cada año se repetía.
De igual forma con las demás reformas, los grupos políticos-empresariales están perdiendo esos privilegios, del monopolio, de la compraventa de gas, medicinas, que ya perdieron y ganaban miles de millones de dólares.
Por supuesto, que ninguna reforma es perfecta, no puede gustar a todos, pero eso de seguir complaciendo a una minoría del 3 por ciento en el país, simplemente ya no puede ser igual.
Inclusive, puede ser más criticado el presidente con la inflación económica y tiene más sentido, que querer parar las reformas a como sea, incluso pueden ser más modificadas, pero no suspenderlas con amparos provisionales.
Nos guste o no, hay una nueva etapa en el país, donde los desencuentros entre el Ejecutivo, Judicial y Legislativo se están volviendo tan comunes como promover un amparo.
Un día no se saludan el presidente López Obrador, con la ministra presidente, al otro día ya se saludan y no pasa nada, es solo el nuevo convivir del sistema político mexicano, los nuevos aires, quizás no muy al gusto de los globalistas o conservadores, pero son nuevos aires de oxígenos de convivencia democrática.
Las reformas van… quizás no al cien por ciento como las elaboraron, pero sí con ese sentir de justicia social, transparencia democrática y disminución de los privilegios.
federicosol@yahoo.com.mx